Anterior
El Sueño Invadido
Siguiente

Fui a ti en el mismo sueño en que llorabas, arañándote en el humo de los electrodos, y en el perpetuo altar de los horrores besé tus labios de estiércol. Me envolvió la penumbra de tus pechos. La noche repentina.

Todavía me besabas cuando te desprogramé.

Anterior
El Sueño Invadido
Siguiente
tabla

Daniel Casado y Chuty